martes, 31 de diciembre de 2013

Lo que se va


Este 2013 que se va resulta un tanto agridulce para mí. Aunque en la balanza pesan más los momentos lindos que los desencantos.

Haciendo una analogía entre mi vida y una casa, este año dejé de preocuparme por el color de las cortinas y arreglé los cimientos que no estaban bien fijados.

Cada día aprendí algo nuevo, y no sólo en lo profesional. Traté de aprender de mis errores. Algunas cosas no salieron como esperaba, pero sé que puse todo de mi parte y lo intenté de corazón.

Dije algunas mentiritas blancas. Pero no mentí alevosamente ni para perjudicar a nadie.

Como todos, conocí gente. Buena y mala. Gente que llena las expectativas y te sorprende gratamente y gente que deseás no haber conocido. Pero de las personas que integran ese último grupo aprendí bastante.

El respeto y la tolerancia son valores fundamentales para cualquier tipo de relación.

Pequeños logros se convirtieron en alegrías, y me permití tomar logros ajenos para el mismo propósito, pasar instantes felices.

Algunos meses anduve en piloto automático por no ponerme las pilas, pero en los últimos meses tomé una gran decisión y salí de mi zona cómoda. Me arriesgué a nuevos desafíos. Y cuesta un poco, pero lo importante es pelearla cada día.

No quiero ser una persona perfecta. De hecho, nunca voy a serlo. Aún así, debo ajustar unos tornillos y mejorar muchos aspectos para ser la persona que quiero y poder alcanzar las metas que me propuse.

Hay que dar la debida importancia a cada persona, situación o cosa. Estar absurdamente bajoneada por algo casi innecesario me costó muy caro (sí, económicamente hablando).

Quise inventar una máquina del tiempo para evitar enfermedades, accidentes y sufrimiento. Obviamente ello escapa a mis posibilidades.

Me hubiese gustado ver en vivo a Morrissey y a Steve Lukather. También me hubiese gustado salir a tomar un café con una persona especial.

Lo que no se dio, por algo fue. No sé por qué, capaz nunca voy a saber y capaz no todo tenga siempre una explicación lógica o racional.

Lo mejor del año:

  • Poder estar con la gente que quiero.
  • Mi cumple en el hogar Guadalupe.
  • Los 50 años de mamá.
  • Los 70 años de papá.
  • La llegada de Minny, Lola y Juliette al hogar feliz.
  • Los conciertos a los que fui: Elton John, The Cure, Peter Cetera, Pet Shop Boys, The Ocean Blue, Carlos Vives, Red Hot Chili Peppers.

Gracias por ser y estar a mi familia: mamá, papá, Camila, Beto, Deo, Paka, Yuyú, Minny, Lola y Juliette. Y a mis amigos. Los buenos amigos, los de verdad. Los que cuento con una mano. Gracias por tanto. Gracias Dios.


Espero un buen año para todos. Que venga con buenas dosis de amor, éxitos, viajes y más música, pero sobre todo, con mucha salud.

¡Feliz año nuevo! A celebrar y cantar la vida.




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